Hay que superar el dilema entre el régimen de prima media y el sistema de capitalización individual.
A pesar de las reformas de las dos últimas décadas, los sistemas de pensiones latinoamericanos siguen siendo un fracaso. Colombia es un caso típico: aunque el Gobierno gasta más en pensiones que en el resto del gasto social, apenas uno de cada cinco colombianos mayor de 65 años cuenta con una jubilación. Como los jubilados son más ricos que los contribuyentes, que en últimas tienen que cubrir el déficit, el sistema pensional colombiano aumenta la concentración del ingreso, en lugar de ser un instrumento de redistribución, como en los países desarrollados. Puesto que ni siquiera la tercera parte de los trabajadores activos hacen contribuciones, el futuro no luce mucho mejor.
Nunca ha habido una verdadera competencia entre el sistema de pensiones de prima media con beneficios definidos, que actualmente maneja Colpensiones, y el sistema de capitalización individual, manejado por los fondos privados de pensiones. Lo que hemos tenido no es más que una feria de ilusiones. Hasta que llegó a la quiebra, el ISS fue instrumento de los políticos que hicieron creer a las clases asalariadas que las pensiones son un derecho al que debería accederse con mínimo esfuerzo. Por su parte, los fondos de pensiones fueron y siguen siendo instrumento de un oligopolio financiero que nunca ha tenido necesidad de explicar honestamente a su clientela cuáles son los costos y los riesgos del negocio, y qué puede esperar de sus ahorros.
Estos problemas no son exclusivos de Colombia. Incluso Chile tuvo que introducir reformas sustanciales a su sistema único de cuentas individuales por su baja cobertura y porque no respondió a las expectativas de jubilación de los afiliados. En Argentina, el gobierno optó por apropiarse de los fondos del sistema de capitalización ante la indolencia del público, más confiado en las promesas populistas que en la rentabilidad financiera de sus ahorros.
Es hora de repensar las pensiones superando el dilema entre el régimen de contribución definida y el sistema de capitalización individual. Hay un sistema intermedio que combina lo mejor de los dos sistemas y evita los principales riesgos de ambos. Fue adoptado por Suecia hace más de dos décadas y se utiliza actualmente con éxito en media docena de países. Es manejado por el Gobierno, como el sistema de prima media, pero opera con cuentas individuales, como el sistema de capitalización. Se le conoce con el nombre de “cuentas nocionales” porque las cuentas individuales no están respaldadas por fondos en igual cuantía y porque el rendimiento de tales cuentas no es la tasa de interés del mercado, sino una tasa de interés “nocional” consistente con el equilibrio financiero del sistema a largo plazo.
Desde un punto de vista fiscal es un sistema menos oneroso y más equitativo que el sistema de prima media actual. Como la relación entre población laboral y población en edad de jubilación es aún bastante favorable en Colombia (no así en Uruguay o Argentina), con tasas de contribución no mucho mayores que las actuales, el sistema inicialmente acumularía algunos fondos que le asegurarían la sostenibilidad durante cuatro o cinco décadas. Por supuesto, eso no elimina el déficit que de todas formas tendrá el moribundo sistema de prima media durante la transición al nuevo sistema, y el cual habrá que cubrir con recursos del presupuesto general.
En el régimen de cuentas nocionales, cada afiliado puede tener acceso directo a su cuenta para conocer su saldo de ahorros y el monto proyectado de su pensión si cotiza regularmente. A diferencia del sistema de capitalización actual, la pensión puede proyectarse con bastante certeza pues no depende de las vicisitudes del mercado de capitales, sino de las tendencias demográficas y laborales del país en el largo plazo. Y puede operar con costos administrativos mucho menores, por economías de escala y porque no requiere gastos de publicidad y mercadeo. Por lo tanto, ofrece mejores incentivos, más transparencia y más confianza. Y eso lo puede proteger en buena medida de la intromisión de los políticos.
El régimen de cuentas nocionales puede ser uno de los tres pilares con que podría operar el nuevo sistema pensional. Los otros dos pilares serían una pensión básica para todos financiada con impuestos generales, de carácter totalmente redistributivo, y un régimen de capitalización individual, manejado por los fondos privados como en la actualidad, para los trabajadores de ingresos más altos que pueden aprovechar y soportar mejor los riesgos financieros.
Sin duda, este es un tema demasiado complejo para que sea parte del insulso debate electoral colombiano. Pero es un tema suficientemente importante social, fiscal y financieramente para ser considerado por el futuro equipo económico del nuevo gobierno y por los partidos progresistas del Congreso.
Vía: Dinero.com
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